20090518

LARGO DOMINGO DE PELOTAZO. PRINCIPIO Y FIN.

Me and Wonder Woman chillin' at home.

(A la fresca).

20090511

LA RECAÍDA. 2ª PARTE. EL INCREÍBLE HOMBRE-TIRITA.

Mensajes (1)

"Tengo un zumbido en la base del cráneo que me dice que algo no va bien.

¿Me tengo que preocupar Antonio?"




Hacía ya más de una semana desde que nos vimos por última vez y la verdad es que no habíamos vuelto a contactar en tiempo real. Ya me entiendes, chateando (bueno, un día que no podía hablar porque tenía a una amiga con problemas nada más), una llamada telefónica... La cosa parecía estar bastante fría.

Me comentó que pensaba ir al SOS4.8 ese finde porque venían unos amigos de Valencia que se quedaban en su casa a dormir. ¡Oh, qué chasco! Pero de todos modos yo ya tenía planeado pasar esos días de festival en casa de Mariángeles viendo series, probándonos peinados y modelitos para asistir de punto en blanco por la noche al festival. Así que la única forma de vernos sería un encuentro fortuíto, cosa que con la cantidad de gente que acude a esos eventos resulta prácticamente imposible, aunque sí que te encuentras con gente conocida más de una vez. Y gente que te gustaría no haber conocido... también.

Le había avisado que el miércoles trabajaba en la cafetería de mi jefa sustituyendo a una compañera y no obtuve respuesta alguna. Vale que tenía clase y que era muy pretencioso por mi parte esperar que viniera a verme haciendo novillos, pero la semana anterior lo había hecho muy voluntariamente... aunque no se puede pretender que siempre abandonen todo por uno. La vida real no funciona así, Antonio. Ya deberías saberlo. También tenía el teléfono cortado por impago (o eso dice), pero yo, si estoy interesado lo más mínimo me gasto 20 céntimos en una cabina para mandar un sms. Pero yo soy un bicho raro, supongo.

"¡Y tenía ganas, palabra!", me decía refiriéndose a lo de ir a la cafetería a verme en un mensaje privado en feisbuk contándome sus planes para el festival.




De vuelta a casa el domingo por la noche decidí romper lazos y canales de comunicación. Primero lo eliminé como contacto del mésenyer. Por cierto, ¡cómo odio el bendito mésenyer, de verdad! ¡y ese sonido que te avisa desde una ventana de conversación me pone de los nervios... o el de "ha recibido un mensaje"... o el de inicio de sesión! ¡Ufff! ¡Qué desesperación!

Después del mésenyer le tocó el turno al eskai (aka Skype, que es ideal para video-conferencia y cam2cam).

¿Sabéis qué es lo malo? Pues que por mucho que borres alguien de tus contactos en estos programas, si tienen un nick o un mail fácilmente recordable, lo recordarás. Es más, ya me sabía su móvil, así que de nada me servía borrarlo de la agenda. De todos modos, lo hice. (Días después me sorprendí a mí mismo comprobando que realmente sí que no me sabía el número, aunque como guardé la nota donde lo escribió pude consultarlo y ahí estuvo el error... ¡se quedó grabado!)

Siguiente estación: feisbuk. "Eliminar de mi lista de amigos".

"Ya está, por fin". En cierto modo me sentí aliviado. Dolido, pero aliviado. "Las cosas no son siempre como uno pretende, Antonio", intentaba convencerme a mí mismo. "Que tú sientas algo por alguien no significa que esa persona sienta necesariamente lo mismo hacia ti... Puede sentir algo, pero también puede no sentirlo". Y estaba claro que él no sentía misma la necesidad de verme que yo de verlo a él.

Así que cuando al rato de haber decidido desterrarlo de mi vida para siempre (qué drástico y trágico suena, ¿verdad? ¡menuda drama queen que habría sido en la época dorada de Hollywood!) recibí ese correo me quedé petrificado. ¿Por qué me escribía? ¿Se había dado cuenta de que lo había borrado de todos sitios? ¿También del mésenyer del que es prácticamente imposible saberlo? Qué listo el tío, ¿no? (Si es que, últimamente, si no son inteligentes no me ponen...). ¿Se suponía que tenía que contestar? ¿Qué le contestaba? ¿Cómo justificaba mi decisión puramente impulsiva de una forma racional?

Bueno, en realidad, impulsiva, lo que se dice impulsiva, no fue la decisión. Venía meditando días en eliminarlo de mis amigos porque me sentía obsesionado y no quería terminar rollo Glenn Close. Decididamente, no tan fue impulsiva la decisión.

Pedí consejo a un amigo que también andaba metido por feisbuk en esos difíciles momentos para mí. "Suéltalo a borbotones", concluyó. "Estas cosas mejor echarlas p'afuera de golpe". Y le hice caso. Abrí mi corazón como hacía tiempo que no lo abría y le conté lo que sentía, lo que necesitaba y lo que pensaba. Hablé de necesidades (de ambos, que también comprendo las suyas, no soy tan egocéntrico...) y de lucha, de actitudes y de sentimientos, de lo nuevo (yo) y lo anterior (su ex), de sensaciones, de muros y armaduras, de frialdad. De que no tengo la intención de pasar mi tiempo golpeando corazas para abrir brechas por las que poder colarme.

En definitiva, le expuse que me gustaba (mucho) y que quería conocerlo y pasar tiempo con él. Pero que también entendería que no fuera mutuo.

A la mañana siguiente agonizaba por abrir mi feisbuk y encontrarme un mensaje suyo.

"Wow", empezaba. "Sólo wow".

¿"Wow"? "¿Te estás cachondeando de mí?", pensé, seguido de "justo lo mismo que hubiera pensao' yo si me mandan un mail como el que tú enviaste anoche, bonita... ¡qué eres de un intenso!"

Su mail hablaba de sentimientos opuestos, de tiempo para pensar y solucionar problemas, de líos por solucionar cuanto antes y de estudios, de amigos, de familia y, como no... de su ex. ¿Acaso esperaba otra respuesta? Desde que nos conocimos no había habido conversación en la que no hubiera aparecido... No se lo reprocho, es más, me gustaba que no hablara de su ex en un tono despectivo, como suele utilizar la gente. Le hacía parecer muy maduro. Elogiaba mi valor a la hora de expresarme y comprendía mi situación, reconociéndome como el peor parado en este juego y se despedía confiando en que todo se solucionara.

"Yo también confío en ello. Ahora mismo es lo que más deseo", respondía a continuación yo.

Me sentía mal porque en lugar de haberle ofrecido una isla de paz y calma en su mar agitado, yo me sentía removiendo aún más esas aguas agitadas que lo amenazaban y que no le permitían navegar hacia su puerto.

Esa misma tarde encontré "1 solicitud de amistad" en feisbuk. Me invitaba de nuevo a ser su amigo y eso me hacía sentir bien, muy bien.




Una semana más tarde me encuentro en la misma disyuntiva. Ni un sólo mensaje, pese a que yo he dejado alguno en su muro... Bueno, hablamos cinco minutos por teléfono el jueves pasado por la tarde.

Le invité a tomar algo el fin de semana porque el sábado en la noche libraba (no necesariamente a venir a casa, no... sino a tomar algo por ahí) y me contestó que se iba a casa de su ex, aprovechando que éste se iba al pueblo, para estudiar, que en su piso era imposible... Asunto zanjado. No hay más vuelta de hoja. Comprendo que los estudios han de ser lo primero y más en el último trimestre, por supuesto, pero...

Me podéis llamar excesivo, pero un finde en casa de tu ex y luego unos post del mismo en feisbuk con tono acarameladito... y unos novillos para irte con él ya son claros indicios de que algo hay de nuevo entre ambos. Ahí sobra alguien y mucho me temo que soy yo.

Así que este hombre tirita decide apartarse tremendamente herido en su orgullo, porque por fin hoy, después de comprobar una absoluta falta de interés por la otra parte, ha comprendido que no ha sido más que eso: un hombre tirita, uno de esos infelices que son víctimas de los miembros despechados de una ruptura sentimental ansiosos por rehacer su vida y reafirmarse como válido y atractivo para el mundo y que sólamente sirven para proteger la herida mientras cicatriza. También conocidos como calienta camas (calentando la cama mientras vuelve el ex) y hombres puente, por lo de transición a otra pareja posterior porque tú simbolizas lo mal que lo ha pasado tras la ruptura.

¡Ciao!