20090929

20090926

ENAMORAMIENTOS. 1ªPARTE

Come, come, come into my world
Won't you lift me up, up, high upon your love...
Empezaba a sonar Come Into My World de Kylie en mi iPod Shuffle mientras a lo lejos se divisaba ya la luz de la locomotora del tren Talgo procedente de Montpellier, Barcelona, etc. haciendo su entrada en la estación. La verdad es que no había estado nervioso en todo el tiempo que supe que él vendría a visitarme, para conocernos en persona y así experimentar en vivo la química que parecía haber. Ilusionado, sí. Nervioso, no. Algo en mi interior me iba diciendo que no había motivos para estarlo. Por otro lado, también había algo que me decía que no era una buena idea y que me iba a arrepentir, pero supongo que hablaba el miedo más que otra cosa.

Debido a los problemas de cobertura no habíamos podido hablar mucho en todo el día... Los últimos días habíamos hablado bastante de continuo vía móvil o vía féisbuk. Había necesidad de comunicarnos. Además, oír su cálida voz por teléfono me tranquilizaba y daba seguridad en el paso que estábamos dando. ¡Estaba deseando que llegara! La noche anterior me había quedado hasta tarde haciendo cosas por casa... Preparando el dormitorio, desalojando el ropero para que pudiera meter ropa suya, etc.

La canción acompañaba mi espera mientras yo daba rienda suelta a la imaginación. Me encontraba en el andén 2 de la estación y antes de que terminara la canción el tren ya había parado y los pasajeros se apeaban del mismo.

¡Ahí está!, pensé. ¡Qué guapo está, joder!

Vale que ya lo había visto en fotografías y era difícil que pudiera ser más guapo... Pues resultó que efectivamente lo era: pelo corto negro como el azabache, barba y unos ojos oscuros en los que podías quedar atrapado para siempre sin darte cuenta. ¡Irresistible! Además, todo eso acompañado de esa actitud de un pequeño chicarrón del norte. Mi corazón se había acelerado y más aún cuando sin darme cuenta me encontraba abrazándome fuertemente a él. ¡Qué ganas tenía de sentirlo así! Me habría quedado una eternidad en esa actitud, pero la marabunta de gente que bajaba del tren nos obligaba a movernos.

Necesito fumar, me urgió con una sonrisa desvergonzada, así que salimos fuera de la estación, aunque ya empezaba a llover de nuevo. Menudo día... Desde que salí de Barcelona lloviendo, se quejaba. ¡Y lo que quedaba por llover! Sacamos unos paraguas que precavidamente había echado yo en mi bolso y nos fuimos a tomar unas cerves mientras que se hacía la hora del bus. Resulta que ese martes era festivo en Murcia y –como toda ciudad, supongo– el tiempo se para en los días festivos. Más aún cuando es verano –aunque ya estuviera rozando a su fin.

Después de unas cañas y un trayecto de 45 minutos en un autobús cargado de militares que se dirigían a la base de Santa Bárbara después de su descanso de fin de semana –muchos de los cuales habían venido en el mismo tren– llegamos a casa. ¡Qué bien! Una breve presentación de la casa, para que dispusiera de lo que necesitara y nos tiramos en el sofá, aunque no por mucho tiempo... Nasty rondaba alrededor, exigiendo su dosis de protagonismo absoluto y no se le puede negar nada. Una cena rápida y sana, un poco de televisión, un algo de conversación, unos porros y a la cama. El día había sido largo y agotador.

Vas a dormir conmigo, ¿no?, me preguntó. Debo reconocer que cuando le presenté la habitación le dije tú habitación, a lo que se quedó un tanto sorprendido.

Finalmente dormimos juntos, sí. Yo estaba deseando tener a alguien a mi lado en la cama a quien abrazar y supongo que él también. Qué bien descansé esa noche, la verdad.

Qué feliz se pintaba la semana que iba a pasar aquí mi niño, sólo una semana porque tenía que volver a arreglar papeles –pese haber intentado por todos los medios arreglarlos antes de viajar a Murcia, ¡jo!– y demás...




[Continuará...]

20090923

ESE HOMBRE... ADELANTO


ROCÍO JURADO
Ese Hombre

Yo no quisiera ser tan duro... Pero en realidad, sí que se puede considerar soportable como amigo e insufrible como amor, además de muchas otras cosas. Pero hay algo que me tiene enganchao y no me permite dejarlo pasar.

Tiempo al tiempo.