"Hey, acabe de vore el teu missatge, he estat estudiant aquestos darrers dos dïes, disculpa.
No sembles gents monyes, pero anem espaï, que jo m'acabe de separar!
Petons."
Así respondió mediante un mensaje privado en Facebook a mi mensaje deseándole una buena vuelta a su rutina académica.
Nos conocimos el martes anterior durante las celebraciones del día del Bando de la Huerta que tienen lugar en las Fiestas de Primavera de la ciudad de Murcia. Un día en el que todo buen murcianico se coloca su buen traje regional y las calles se llenan de una gran marea blanca de huertanicos y huertanicas y se huele a alegría y primavera... además de a alcohol y orines (no vamos a engañarnos).
"Nene, que has ligao", se apresuró a decirme Carlos. "Te voy a presentar a un amigo".
Ahí estaba él, apoyado en la barra conversando con otro amigo mientras, como intentando aparentar que si no veía a Carlos acercarse a mí eso no sucedería, pero cuando un pelirrojo se dispone a hacer algo no hay quien lo pare. Eso es así.
He de decir que ya me había fijado en él un ratito antes, cuando llegaron al bar y se disponían a pedir. De hecho él me había pedido a mí primero, pero como su compañero había pedido a otra camarera que había dentro de la barra ya fue ella quien los atendió.
"Este es Mario."
Mario... Qué bonito nombre. ¡Y qué guapo! La verdad es que tenía una preciosa sonrisa dibujada en sus labios carnosos, que asomaban entre la barbita de varios días que lucía y que tan sexy me parece. Además, sus ojos oscuros, enmarcados por unas modernas y originales gafas de pasta negra ejercían sobre mí un gran magnetismo. Todo ello complementado de unos originales y estupendos tatuajes y piercings.
"Estoy muy interesado en conocerte. Así que llámame, ahí tienes mi número. Llámame, por favor", me dijo justo antes de abandonar el local con su amigo. Me había pedido boli y papel para apuntarme su número y así facilitarme el llamarlo. "Mario* (el amigo de Carlos)" había escrito en el papel. "Sé que ahora tienes que trabajar y no es un buen momento para que hablemos." Seguramente no era un buen momento para dedicarse a hablar, no. No es que realmente estuviera muy ocupado, puesto que era primera hora de la tarde y a la gente todavía le apetecía tomar ese sol maravilloso que hacía ese día, pero fue todo un detalle por su parte esa observación. Por supuesto que lo llamaría. ¿Cómo resistirme a esa sonrisita y a ese físico imponente? Además, parecía educado e inteligente. "Merece la pena la espera que he tenido que aguantar tantos bandos sin ligar para ahora hacerlo con este tiazo", pensé. "¡Waw!"
"Es que resulta que de momento no hay trabajo para todos los camareros y me ha dicho mi jefa que vuelva dentro de un rato a darme una vuelta y si hago falta entre de nuevo...", le expliqué al rato cuando me lo encontré en la barra de La Yesería.
Finalmente esa tarde no trabajé. Lo hice ya bien entrada la noche, puesto que a las once debía sustituír a Juancarlos que había estado toda la tarde dándolo todo a los platos. La verdad que se me hizo un poco tarde para la sustitución porque de repente nos encontramos camino de su casa para disfrutar de un poco de intimidad... que se vería mermada a un cuarto de hora debido a la distancia que la separaba de la zona de los bares.
"Yo te acompaño y me espero hasta que salgas y nos vamos a tu casa si te apetece", me sugirió.
Repito. ¿Cómo iba a resistirme? No podía.
Me había hablado de él y de su actividad diaria. De su vida. De su ex... Su ex. Resulta que lo habían dejado hacía aproximadamente una semana, pero parecía llevarlo con bastante entereza. Admirable. Sé que para mucha gente una conversación así nada más conocerse es motivo de una muerte súbita de toda posibilidad de un algo posterior. Pero es que además, lo que más me gustaba es que pese a un tono de cierta pesadumbre por la ruptura no habían malas palabras hacia su pareja. Eso le honraba. Y mucho. Muchísimo. Me parecía una actitud muy noble por todo lo bueno vivido juntos durante el tiempo que hubiera durado la relación.
Pasamos pues la noche de martes juntos. Miércoles se quedó en casa hasta la tarde. Viernes volvimos a quedar para volver a casa juntos después de terminar yo de trabajar en el bar y pasamos un sábado bastante ameno hablando de nuestras familias e ilusiones y planes (individuales, por supuesto).
Así que cuando el lunes abro mi buzón de entrada de mensajes de Facebook y me encontré ese mensaje me quedé un poco en estado de shock. Esto es, sin saber qué contestar o si contestar siquiera. ¿A qué venía de repente esto? ¿Realmente creía que no me doy cuenta que acaba de romper con su novio de dos años? ¿Acaso no se había encargado él mismo de repetírmelo constantemente una y otra vez desde que nos conocimos? Que si "Juan me ha llamado hoy". Que si "Juan me ha pedido que le ayude a cargar el coche de la mudanza". Que si "Juan parece que esté celoso". Y que si patatín y que si patatán... Por supuesto, soy un tío comprensivo y puedo entender que esté dolido y que necesiten tiempo para cicatrizar sus heridas aunque yo no las vea. Pero, ¿quién coño se pone en mi lugar? ¿Acaso mis necesidades son menos importantes? ¿Por qué tengo que arrastrar un lastre de relaciones que no han funcionado anteriormente? ¿Por qué desde el principio debo conformarme con migajas? Pues no, hombre, no.
Hasta ahí podríamos llegar. Necesito que alguien me explique razonablemente qué culpa tengo yo de los fracasos anteriores de alguien recién entrado en mi vida. Que me razonen por qué no puedo ser yo mismo dándolo todo... Estamos jugando al juego de la seducción y se deberían poner todas las cartas sobre la mesa, puesto que yo no tengo nada que ver con la persona que hizo daño al otro en alguna ocasión. Por lo tanto, no estoy dispuesto a jugar en inferioridad de condiciones.
Yo no mendigo.
[Continuará]
No em preguntes com he arribar fins ací, però primer de res vull demanar-te disculpes per haver llegit un text que potser m'ha semblat massa íntim (i més, sent un desconegut...). M'has semblat tendre i interessant. Enhorabona per ser com ets.
ResponderEliminarUn bes i ànim amb tot!
Pau
ops! jpvendrell@hotmail.com
ResponderEliminarHola, Pau... Acabo de descubrir tu post y quiero agradecer tus palabras tan amables por lo que he podido interpretar.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de privado o íntimo... si así fuera, lo habría escrito en un diario, no en un blog que puede ver cualquiera. ¿No crees? ¿No es ser un poquito exhibicionista eso de escribir tus vivencias en un blog?
Saludos.
:)